La mañana del 31 de octubre vivimos una autentica fiesta de Halloween, desde casi casi el momento de salir de casa y montar en el coche. Con el traje puesto, nos montamos en el coche y listos para vivir los primeros sustos.
La mañana del 31 de octubre fue el inicio de una auténtica fiesta de Halloween que prometía sorpresas y buenos momentos. Desde casi el momento en que salimos de casa, la emoción estaba en el aire. Con nuestros trajes listos, nos montamos en el coche, ansiosos por vivir los primeros sustos del día.
Al llegar a lek, la atmósfera era mágica, en madrugadores aun era de noche, los pekes aun en penumbra, pero con toda su valentía se adentraron por el pasadizo del terror. Una divertida forma de entrar acompañados de papá o mamá.
Una vez dentro fueron recibidos por Fredo y la Bruja Maruja. La primera parte de la mañana hicimos el baile de los esqueletos para calentar el cuerpo, después un taller de Galletas de Halloween. Cada uno podía elegir su diseño entre vampiro, calabazas, dedos de bruja o caras de susto. Mientras se horneaban seguimos bailando y jugando. Cuando salieron del horno, las metimos en nuestras bolsitas decoradas.
A media mañana nos tomamos el tentempié una mesa con muchas cosas ricas para coger fuerzas y seguir con la fiesta.
La mañana del campamento estuvo llena de emoción y misterio, después del tentempié la bruja Maruja, nos sumergió en una fascinante historia. Nos contó sobre la familia Ratones, unos pequeños habitantes de Lek que habían tomado una decisión muy inusual: ¡encerrar a los monstruos de Halloween! Esta noche, cuando los monstruos deberían salir a dar sustos y celebrar, no podrán hacerlo porque están atrapados.
Pero no todo está perdido. La bruja Maruja nos reveló que si logramos encontrar a los ratones, ellos nos darán una serie de pruebas. Cada vez que superemos una prueba, nos obsequiarán un número. Una vez que tengamos todos los números, será nuestra misión buscar el candado que guarda el secreto para liberar a los monstruos.
La emoción estaba en el aire mientras nos dividíamos en grupos para comenzar nuestra búsqueda. Las pruebas eran desafiantes pero divertidas: desde acertijos que ponían a prueba nuestra ingenio hasta juegos que requerían trabajo en equipo. Con cada prueba superada, recolectábamos un número más y la anticipación crecía.
Finalmente, después de mucho esfuerzo y risas, conseguimos reunir todos los números. Con el corazón latiendo de emoción, buscamos el candado y lo encontramos junto a la tarta de la Posada Encantada. Al abrirlo, descubrimos una llave brillante que prometía liberar a los monstruos.
Tras un momento de suspense, encontramos la puerta correcta y al abrirla, ¡los monstruos de Halloween salieron a celebrar! La alegría y el espíritu festivo llenaron el aire mientras disfrutábamos de juegos, música y bailes.
Así es como celebramos Halloween en la Posada Encantada: con aventura, trabajo en equipo y un toque de magia. ¡No podemos esperar para repetir esta experiencia el próximo año!